Los betabloqueantes, medicamentos empleados durante más de cuatro décadas en el tratamiento estándar después de un infarto de miocardio, no aportan beneficios médicos en muchos de los pacientes y, en el caso de las mujeres, podría resultar mortal, informó la Sociedad Española de Cardiología.
Comúnmente, las personas con menos del 40 % de su función cardíaca tras un infarto deben seguir tomando betabloqueantes, ya que ayudan a prevenir arritmias que podrían causar otro ataque. Sin embargo, un nuevo ensayo clínico llamado REBOOT pone en tela de juicio esta práctica. En la investigación participaron unos 8.500 pacientes de 109 hospitales de España e Italia. Todos habían sufrido un ataque al corazón, aunque mantenían su función cardíaca conservada igual o superior al 40 %.
Cuestionado su efectividad
Los responsables del estudio dividieron aleatoriamente a los participantes en dos grupos. El primero continuó con la terapia de betabloqueantes tras su alta hospitalaria, mientras que el otro no recibió dichos fármacos. Luego de cuatro años de seguimiento, se observó que la tasa de muerte, reinfarto o insuficiencia cardiaca fue prácticamente idéntica en ambos grupos.
Xavier Rosselló, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), explicó que los resultados varían según el grado de la función cardiaca de los pacientes. De acuerdo con Rosselló, en los participantes con una función cardíaca preservada menor del 50 % (moderada) los betabloqueantes sí mostraron beneficios. En cambio, no se observó ventaja alguna en aquellos con una función cardíaca mayor al 50 % (normal).
Las mujeres tienen más complicaciones
Al momento de realizar un análisis por sexo, se descubrió que las mujeres con función cardíaca normal tratadas con betabloqueantes tuvieron un riesgo mayor de morir, sufrir reinfartos o hospitalizaciones con respecto de aquellas que no recibieron esos fármacos. No se detectó este riesgo en hombres ni en mujeres con una leve función cardíaca.
Los investigadores también señalaron que el perfil cardiovascular de las pacientes femeninas con infarto era más complejo, puesto que tenían mayor edad, sufrían de hipertensión y diabetes, y sus infartos presentaban características distintas a las observadas en varones. Además, muchas recibieron con menor frecuencia terapias preventivas consideradas estándar.
"Estos hallazgos serán la base para el tratamiento futuro del infarto de miocardio y provocarán un cambio radical en las guías de práctica clínica", aseveró Borja Ibañez, también investigador del CNIC. Los resultados del estudio fueron publicados en las revistas The New England Journal of Medicine y European Heart Journal, respectivamente.
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