
FOTOS: ¿Qué hace un mastodonte en el metro de Madrid?
Los viajeros de Metro de Madrid (España) se encuentran con una grata sorpresa cuando pasan por la estación de Carpetana, situada en el suroeste de la capital madrileña. Reproducciones de fósiles del Mioceno Medio, de hace 14 millones de años, incluida la de un mastodonde, sorprenden al visitante.
Todo comenzó hace ahora diez años. Metro Madrid se disponía a realizar una remodelación de la estación de Carpetana para dotarla de una mayor accesibilidad, sobre todo para personas con movilidad reducida: seis ascensores iban a ser construidos.
Debido a que todas las obras de Madrid están sometidas a leyes de protección del patrimonio, se encuentran sujetas a una vigilancia que, en este caso, dieron un resultado que parecía predecible. Así lo explica Elena Nicolás, paleontóloga coordinadora de aquellas excavaciones: "Esa obra se iba a realizar en una zona en la que en las proximidades ya habían aparecido yacimientos".
En entrevista con este medio, la paleontóloga cuenta como unas primeras muestras tomadas para realizar estudios geotérmicos ya indicaron la posibilidad alta de que fuera una zona "rica", por la presencia de arcillas marrones y verdes, que son las que en la región de Madrid contienen restos paleontológicos importantes.
La sorpresa: más de 15.000 fósiles
"Aparecieron muchísimos restos, muchísimos, sorprende ver un terreno tan fértil", dice Nicolás, que continúa: "Había bolsas de arcilla en la que la riqueza era muy grande. Los restos estaban muy bien conservados, y muy completos". Y la sorpresa se hizo aún mayor cuando tras haber dado con el primer yacimiento, diez metros más profundo apareció un segundo: en total unos 15.000 fósiles.
La experta nos da la clave de la importancia de este hallazgo, que no estaba tanto en la presencia de unos restos singulares, sino en que dio a los paleontólogos la oportunidad de realizar una pirámide ecológica: un ecosistema completo.
De este modo, encontraron a los grandes depredadores que estaban en la cúspide de la pirámide, como el oso-perro o el oso-lobo; multitud de pequeños herbívoros, como los Anchitherium (un pequeño caballo primitivo), diversos rumiantes (cérvidos y bóvidos) o tortugas gigantes; y también grandes herbívoros, como mastodontes o rinocerontes.
También la flora de aquel periodo pudo ser reconstruida, en este caso, gracias al polen fósil que se encontró, perteneciente a sauces, álamos, hayas y abetos.
Réplicas idénticas para un 'museo' peculiar
La estación de metro se enriqueció desde 2010 con cuatro espacios que recuerdan este espectacular hallazgo. Uno de los más singulares se encuentra junto a una de las entradas y en él, dentro de una vitrina, se puede ver cómo un mastodonte sale de la espesura del bosque. Se trata de una reproducción a escala de un animal, similar al actual elefante, del que se encontraron numerosos restos.
Cerca de la otra entrada de la estación un panel de vinilo muestra las imágenes que representan el paleoambiente que existía cuando se formó uno de los dos yacimientos.
Avanzando un poco más nos encontramos la reconstrucción de varias especies animales. Es en este espacio donde el viajero se puede detener un poco más para observar reproducciones idénticas a los modelos reales realizadas en resina de alta resolución: mandíbulas de suido (jabalí primitivo), de rinoceronte, de oso-lobo, de anquiterios y de oso-perro.
Y finalmente, para que el viandante pueda tener una visión global de los habitantes de la zona hace nada menos que 14 millones de años, un mural de 45 metros de longitud muestra una especie de cómic serigrafiado en el que se presenta la historia de la flora y fauna de la región hasta relacionarla con la propia del metro de Madrid.
El vínculo con los vecinos
Nicolás tiene claro que es una especie de obligación para su profesión el establecer un vínculo entre los restos encontrados y el lugar donde fueron hallados. Aunque los restos fueron llevados, como marca la legislación, al Museo Nacional de Ciencias Naturales y al Museo Arqueológico Nacional, desde el principio estaba clara la intención de disponer de alguna manera un lazo de unión con el entorno que los había albergado.
Precisamente, si el origen de los hallazgos es la ejecución de una infraestructura, "¿qué mejor que utilizar los espacios de la misma para habilitar un lugar en el que los vecinos puedan disfrutar del patrimonio que durante millones de años habitaron su mismo suelo?", reflexiona la paleontóloga.
Actualmente, tanto los vecinos, como el resto de ciudadanos y visitantes de Madrid, pueden conocer de primera mano como era esta zona de la ciudad hace millones de años, de 6.30 a 1.30, el horario en el que permanece abierta esta peculiar estación de metro.
Nuria López