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Ataque a escultura de 'La paloma de la paz' en marcha uribista reabre herida de la violencia en Medellín

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Los manifestantes lanzaron la figura al suelo, entre gritos e insultos contra el precandidato a la Alcaldía de esa ciudad, Juan Carlos Upegui, quien fue a la movilización opositora a llevar "un mensaje de paz".
Ataque a escultura de 'La paloma de la paz' en marcha uribista reabre herida de la violencia en Medellín

Una réplica de la escultura 'La paloma de la paz', del artista colombiano Fernando Botero, fue arrojada al suelo y vandalizada por uribistas durante la manifestación en contra de las reformas del Gobierno de Gustavo Petro, en Medellín (Antioquia).

Esta agresión ha causado indignación en las redes porque recuerda el atentado atribuido al capo del narcotráfico Pablo Escobar, en 1995, que dejó 23 muertos. En ese hecho, ocurrido hace 27 años años, se detonaron 10 kilos de dinamita situados al lado de la escultura original, ubicada en el Parque San Antonio, en el centro de la ciudad.

Si bien Medellín es considerado como el 'bastión del uribismo', su actual alcalde, Daniel Quintero, es independiente y ha mostrado cercanía con el presidente Gustavo Petro.

Pulso preelectoral

Aunque en los comicios presidenciales pasados el candidato del Pacto Histórico no obtuvo una votación superior al 30 % en ambas vueltas, los movimientos progresistas han ido ganando más espacio desde las manifestaciones antigubernamentales que comenzaron en 2019.

Uribe, exalcalde de Medellín (1982) y exgobernador de Antioquia (1995-1998), ha intensificado en Twitter las críticas contra Quintero, a quien culpa de realizar una mala administración de los recursos de municipales. Y es que en octubre de este año serán las elecciones regionales, por lo que el Centro Democrático espera posicionar su candidato para recuperar la Alcaldía.

Con este antecedente, la aparición de Juan Carlos Upegui, precandidato a la Alcaldía respaldado por Quintero, en la avenida Oriental, por donde pasaría la movilización uribista, generó rechazo entre los sectores más radicales.

¿Qué pasó?

En videos e imágenes colgadas en las redes se observa el momento en que varios manifestantes lanzaron al suelo la réplica de la escultura que había sido utilizada por Upegui durante el recorrido de la marcha a favor de las reformas sociales de Petro, realizada un día antes.

El precandidato por Independientes iba a entregar flores blancas a los manifestantes, con la figura del ave a su lado. Sin embargo, no pudo hacerlo porque su presencia fue vista como una "provocación" y varios manifestantes arremetieron contra él, lo obligaron abandonar el lugar y tumbaron la figura, entre gritos de "fuera" e insultos.

En un trino, Upegui afirmó que asistió a la marcha opositora "con un mensaje de paz", pero que "lamentablemente el uribismo está cegado por el odio". Agregó que fue agredido físicamente y que "la paloma de la paz quedó completamente destruida".

Sin embargo, algunos internautas consideraron que haber ido a una movilización uribista fue inapropiado.

Las reacciones

En las redes no se hicieron esperar las reacciones de rechazo por lo ocurrido. En un país donde el conflicto armado y el narcotráfico han causado décadas de violencia, el ataque contra la figura de la paloma de la paz generó indignación.

Al respecto, el presidente colombiano, principal promotor de la 'paz total', que busca abrir el diálogo con los grupos armados del país suramericano, escribió: "Muy simbólica nuestra oposición. ¿Qué daño les hace el arte y la paz?".

Por su parte, Gustavo Bolívar, exsenador del Pacto Histórico, recordó el atentado de 1995 y destacó que en las dos oportunidades los hechos ocurrieron en la capital antioqueña.

Los habitantes de esa ciudad sufrieron años de encarnizada violencia atrapados en medio de las acciones y atentados del 'Cartel de Medellín' y los enfrentamientos entre la guerrilla urbana y el paramilitarismo, que tuvo apoyo estatal durante los mandatos de Uribe, según testimonios de exparamilitares.

Quintero también escribió un tuit donde relacionó ambos atentados contra el símbolo de paz como un recuerdo de que la capital antioqueña, que es la segunda más importante de Colombia, fue una de las ciudades más violentas del mundo durante la década de los noventa.

Por su parte, el secretario de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín, Álvaro Narváez Díaz, escribió: "Destruir la 'Paloma de la Paz' es devolvernos a los años de guerra y dolor".

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