El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, alertó sobre los desafíos que enfrenta el multilateralismo ante el quiebre de los organismos internacionales, en medio de las amenazas arancelarias del presidente de EE.UU., Donald Trump, que provocaron un enfrentamiento con el país sudamericano.
"La ley del más fuerte también amenaza el sistema multilateral de comercio. Los aranceles masivos desorganizan las cadenas de valor y lanzan la economía mundial a una espiral de precios altos y estancamiento. La Organización Mundial del Comercio ha sido vaciada", advirtió el mandatario en una columna publicada en el diario El País.
Esta semana, Trump anunció aranceles de hasta 50 % a las exportaciones de Brasil, al reiterar sus críticas por la investigación judicial que afronta el exmandatario Jair Bolsonaro, por lo que Lula denunció "injerencismo" y advirtió que responderá con tasas "recíprocas" del 50 % a los productos estadounidense.
"El año 2025 debería ser un momento de celebración, dedicado a los ochenta años de existencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pero corre el riesgo de pasar a la historia como el año en que colapsó el orden internacional construido a partir de 1945", señaló el mandatario, al analizar el escenario global en el que se inscribe la confrontación con EE.UU.
"El mundo actual es muy distinto al de 1945. Han surgido nuevas fuerzas y se han impuesto nuevos desafíos. Si las organizaciones internacionales parecen ineficaces, es porque su estructura ya no refleja la realidad actual. Las acciones unilaterales y excluyentes se agravan ante el vacío de liderazgo colectivo. La solución a la crisis del multilateralismo no es abandonarlo, sino refundarlo sobre bases más justas e inclusivas", afirmó.
Cambios
Lula recordó que, a pesar de que el colapso financiero de 2008 evidenció "el fracaso de la globalización neoliberal" el mundo siguió atado a la receta de la austeridad y la decisión de rescatar a "los ultrarricos" y a las grandes corporaciones, a costa de los ciudadanos comunes y de los pequeños negocios, lo que profundizó las desigualdades.
"El estrangulamiento de la capacidad de acción del Estado ha llevado al descrédito de las instituciones. La insatisfacción se ha convertido en terreno fértil para las narrativas extremistas que amenazan la democracia y promueven el odio como proyecto político", explicó.
Por ello, reiteró la urgencia de insistir en la diplomacia y refundar las estructuras de un verdadero multilateralismo, capaz de responder a la humanidad que teme por su futuro. "Solo así dejaremos de ser testigos pasivos del aumento de la desigualdad, de la insensatez de las guerras y de la destrucción de nuestro propio planeta", concluyó.