Los chimpancés consumen alcohol con regularidad. Aunque a diferencia de los humanos, lo consumen directamente con la comida, ya que ingieren fruta madura en fermentación, según un reciente estudio que aborda una posible razón de la tendencia a consumir alcohol en muchas sociedades.
Un equipo de científicos de la Universidad de California en Berkeley ha demostrado que los chimpancés en libertad consumen aproximadamente 14 gramos de etanol puro al día, aproximadamente la misma cantidad que medio litro de cerveza con 5% de alcohol, recoge su comunicado publicado en la página web de la universidad.
Los científicos realizaron estos cálculos al medir los niveles de alcohol en frutas fermentadas caídas en parques nacionales de Uganda y Costa de Marfil, que los chimpancés recolectan y consumen activamente.
"En todos los sitios, los chimpancés machos y hembras consumen aproximadamente 14 gramos de etanol puro al día en su dieta, lo que equivale a una bebida estadounidense estándar", explicó Aleksey Maro, estudiante de posgrado de la universidad. "Al ajustar la masa corporal, dado que los chimpancés pesan unos 40 kilos frente a los 70 kilos de un humano típico, la cifra asciende a casi dos bebidas", recalcó.
Una "bebida estándar" en Estados Unidos contiene 14 gramos de etanol, independientemente del tamaño corporal del consumidor, aunque en gran parte de Europa el estándar es de 10 gramos, precisó el comunicado.
La teoría de "mono borracho"
El biólogo estadounidense Robert Dudley comenzó a sospechar hace varias décadas que el ansia por el alcohol de los humanos tiene profundas raíces evolutivas. Observaciones de primates en cautiverio y en libertad han demostrado que los grandes simios consumen ocasionalmente frutas fermentadas y muestran signos de intoxicación leve. Estos hallazgos han dado lugar a la hipótesis científica del "mono borracho".
Esat teoría, que formuló en 2014 Dudley en su libro 'El mono borracho: por qué bebemos y abusamos del alcohol', sostiene que la fuerte atracción de los primates por el olor del etanol les permite encontrar las frutas más maduras y, por lo tanto, con más azúcar y mayor aporte calórico.
De ahí que la atracción humana por el alcohol probablemente surgiese de esta 'herencia alimentaria', cree Dudley.