El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llegó este miércoles a China para iniciar una visita de Estado de tres días, centrada en las relaciones comerciales y en una intensa agenda diplomática, con el conflicto ruso-ucraniano como telón de fondo.
Según un comunicado de su oficina, el objetivo del mandatario francés es pedirle a Pekín que "ejerza presión" sobre Rusia para "convencerle" de aceptar un alto el fuego, en un momento en que París busca impulsar su papel en la mediación internacional tras la reunión celebrada el lunes en la capital francesa con el líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski.
Macron se reunirá con su homólogo Xi Jinping el jueves, en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín, donde el conflicto ucraniano ocupará un lugar central. Desde Pekín han reiterado en varias ocasiones su apuesta por la vía política. "China siempre ha creído que el diálogo y la negociación son la única salida viable a la crisis de Ucrania. Apoyamos todos los esfuerzos que conduzcan a la paz", afirmó la semana pasada la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning.
Además, Macron y Xi tratarán temas de cooperación económica y comercial orientada a lograr un equilibrio que garantice "un crecimiento sostenible y sólido que beneficie a todos", en medio de un déficit comercial de China con Francia, que se ha duplicado en diez años y alcanzó los 47.000 millones de euros en 2024. Según un asesor presidencial francés, la causa es que Pekín está compensado su exceso de capacidad industrial en más exportaciones, lo que podría generar "riesgos geopolíticos".
En este sentido, París aspira a atraer más inversión de empresas chinas y compartan las innovaciones que han desarrollado en materia de "movilidad sostenible, baterías o energía fotovoltaica". Se prevé la firma de varios acuerdos bilaterales en sectores como la energía, la industria alimentaria y la aviación.
