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Europa, 'desunida' por la crisis ucraniana
La crisis ucraniana ha dividido a los políticos europeos en dos facciones que chocan a la hora de hallar vías de solución. Unos apuestan por imponer sanciones a Rusia, mientras que otros alertan del carácter fascista de las nuevas autoridades.
El terremoto político que ha dividido en dos a Ucrania extiende grietas en el Viejo Continente. Las duras críticas contra las acciones de Rusia expresadas por Angela Merkel en el parlamento alemán han desencadenado una respuesta no menos crítica de varios políticos germanos hacia su postura. Según un parlamentario, la canciller coopera con los políticos fascistas ucranianos al reconocer a las actuales autoridades en el poder.
"Ucrania formó un nuevo Gobierno que fue reconocido de inmediato por el presidente Barack Obama y por la Unión Europea, incluida Alemania. Pero, señora Merkel, el viceprimer ministro, el ministro de defensa, el de agricultura, el de medio ambiente, el Fiscal General, son todos fascistas", declaró Gregor Gysi, parlamentario alemán del partido de izquierda Die Linke.
Sin embargo, en lo que se refiere a Crimea, el tono es absolutamente distinto. Barack Obama declaró que el referéndum en dicha península violaría la constitución ucraniana y el derecho internacional. Por su parte, el primer ministro británico David Cameron coincide con él y sostiene que cualquier referéndum en Crimea sería ilegal y no será reconocido por la comunidad internacional.
Gregor Gysi no es el único parlamentario alemán que considera que los partidos que componen el Gobierno actual comulgan poco o nada con los principios de la democracia. La presidenta de la facción de los verdes declaró que no se debe caer en la tentación de fingir que los derechos vencieron en Ucrania, ya que sus fines políticos no tienen nada que ver con los valores europeos.
Las sanciones anunciadas por la canciller alemana contra Rusia también han causado preocupación en los círculos empresariales y escepticismo en la población de este país europeo. Según las últimas encuestas, casi el 70% de los ciudadanos considera que las medidas no cambiarán la situación actual, mientras que más del 60% de la población teme que el conflicto entre Moscú y Kiev afecte a Alemania.
En otros países europeos también se alzan voces de descontento. De hecho, el expresidente francés Valéry Giscard d'Estaing llamó a la Unión Europea a no asemejarse a EE.UU., que -sostiene- con su diplomacia solo busca debilitar las posiciones rusas.
Pese a que Washington y Bruselas insisten en mantener una postura dura y defienden los resultados desencadenados por los violentos del Maidán, cada vez se multiplican más las voces que discrepan con esta visión sobre los hechos.
"Ucrania formó un nuevo Gobierno que fue reconocido de inmediato por el presidente Barack Obama y por la Unión Europea, incluida Alemania. Pero, señora Merkel, el viceprimer ministro, el ministro de defensa, el de agricultura, el de medio ambiente, el Fiscal General, son todos fascistas", declaró Gregor Gysi, parlamentario alemán del partido de izquierda Die Linke.
La doble moral de Occidente
Además, el funcionario denunció el doble rasero de las políticas europeas hacia el referéndum de independencia que planea realizar Crimea, recordando la actitud completamente distinta que Occidente mostró en relación a Kosovo, cuya soberanía reconocieron entonces Alemania y otros países occidentales.Sin embargo, en lo que se refiere a Crimea, el tono es absolutamente distinto. Barack Obama declaró que el referéndum en dicha península violaría la constitución ucraniana y el derecho internacional. Por su parte, el primer ministro británico David Cameron coincide con él y sostiene que cualquier referéndum en Crimea sería ilegal y no será reconocido por la comunidad internacional.
Gregor Gysi no es el único parlamentario alemán que considera que los partidos que componen el Gobierno actual comulgan poco o nada con los principios de la democracia. La presidenta de la facción de los verdes declaró que no se debe caer en la tentación de fingir que los derechos vencieron en Ucrania, ya que sus fines políticos no tienen nada que ver con los valores europeos.
Las sanciones anunciadas por la canciller alemana contra Rusia también han causado preocupación en los círculos empresariales y escepticismo en la población de este país europeo. Según las últimas encuestas, casi el 70% de los ciudadanos considera que las medidas no cambiarán la situación actual, mientras que más del 60% de la población teme que el conflicto entre Moscú y Kiev afecte a Alemania.
En otros países europeos también se alzan voces de descontento. De hecho, el expresidente francés Valéry Giscard d'Estaing llamó a la Unión Europea a no asemejarse a EE.UU., que -sostiene- con su diplomacia solo busca debilitar las posiciones rusas.
Pese a que Washington y Bruselas insisten en mantener una postura dura y defienden los resultados desencadenados por los violentos del Maidán, cada vez se multiplican más las voces que discrepan con esta visión sobre los hechos.
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