Guerra Civil de El Salvador: heridas que siguen sangrando
Treinta años después del inicio de la guerra civil en El Salvador, los supervivientes de aquella violenta época recuerdan a las miles de personas que perdieron la vida.
La historia de Olga Serrano y de su familia es parte del sangriento conflicto interno que vivió El Salvador durante casi 20 años.
Ella, al igual que miles de jóvenes de su generación fueron los protagonistas de un periodo histórico en El Salvador que enfrentaba al ejército gubernamental y grupos paramilitares contra de las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional o FMLN.
Aunque el conflicto nunca fue declarado de forma oficial, el costo humano y la participación estadounidense en el asesoramiento y entrenamiento de los escuadrones de la muerte, aún causan hoy testimonios que desafían la lógica y los derechos humanos.
Durante la década de 1970, El Salvador, junto con otros países de Centroamérica, se convirtió en un campo de batalla para las luchas sociales que caracterizaron a la época. Las dictaduras y la represión, junto a la pobreza extrema, produjeron el alzamiento armado de las Fuerzas Populares. En dos ocasiones, 1981 y 1989, el FMLN buscó la forma de tomar la capital con sus fuerzas, pero las ofensivas no lograron romper el cerco militar del Gobierno.
EL conflicto que concluyó en 1992, no sólo dejó más de 75 mil muertos, también ascienden a 40 mil los lisiados de guerra, causando una herida en todo el pueblo salvadoreño que aún no sana.
Pero estas cifras son sumamente elevadas si se tiene en cuenta que en la década de 1980 la población del país rondaba los 4,5 millones de habitantes, ello equivale a decir que casi el 2% de los ciudadanos murieron en el conflicto.
No obstante, tras todo el esfuerzo democrático en favor del entendimiento de las facciones políticas, la guerra ha dejado una gran polarización y resentimiento en la sociedad salvadoreña.
De acuerdo con un artículo publicado por la Asociación de Lisiados de Guerra de El Salvador, actualmente, sólo 896 mujeres lisiadas reciben una pensión de parte del Estado.