Economía
¿Por qué Moscú ha elegido la agricultura para sancionar a Europa?
La prohibición de las importaciones de alimentos occidentales ha sido la primera respuesta seria de Rusia a las sanciones en su contra. Algunos expertos creen que es un poderoso argumento económico y la decisión más meditada posible de Moscú.
"Este argumento es realmente bastante impresionante", afirma el politólogo Maxim Samorúkov en un artículo publicado en el portal Slon. En 2013, la Unión Europea exportó alimentos a Rusia por valor de 10.500 millones de euros. Rusia es el segundo mercado de exportación más importante para el sector agrícola europeo después de EE.UU.
No obstante, aunque esa suma parezca considerable, la comida hace ya tiempo que dejó de ser un componente importante del comercio internacional, incluida la balanza entre la Unión Europea y Rusia. La participación de las exportaciones de alimentos a Rusia en las exportaciones totales de la Unión Europea es tan solo del 0,6%. Al parecer, el Kremlin podría haber encontrado otro método capaz de causar daños mucho más graves en la economía comunitaria. Pero las autoridades rusas han elegido la comida, y esa elección es la más correcta desde el punto de vista de la política europea, opina Samorúkov.
Agricultores, fuerza influyente en toda la Unión Europea
En la nueva confrontación económica entre Rusia y Europa el volumen de los daños causados por la prohibición no es tan importante. Lo que sí es importante es a quién va a afectar primero esa medida. La prohibición de las exportaciones de alimentos va afectar principalmente a los agricultores europeos, y es el grupo casi más vulnerable, inquieto y políticamente influyente en Europa.
"En primer lugar, la cantidad de agricultores en Europa es desproporcionadamente grande en comparación con su contribución a la economía", indica Samorúkov. Casi en todos los países del bloque la participación del sector agropecuario en el sistema de empleo es mucho mayor que su participación en el PIB.
"Por lo tanto, aunque las pérdidas reales de la prohibición rusa para el sector agrícola, por ejemplo, de Portugal o Grecia pueden estimarse en solo unos pocos millones de euros, la ola de descontento va a extenderse entre cientos de miles de campesinos griegos y portugueses", destacó el experto.
En segundo lugar, los agricultores trabajan en una industria muy conservadora que no puede reconstruirse rápidamente. Si la demanda de los productos de los agricultores de repente empieza a caer, no pueden simplemente abandonar sus campos e ir a buscar otro trabajo. Además, el cambio de un tipo de cultivo a otro puede tardar varios años y durante todo ese tiempo el agricultor tendrá también que ganarse la vida.
Por esas razones, los agricultores en Europa son un grupo muy organizado, "con una amplia experiencia en el cabildeo y el hábito de organizar manifestaciones mutitudinarias y violentas ante la menor amenaza para su bienestar", según afirma Samorúkov.
Los europeos que no tengan ninguna relación con el sector agrícola sin duda recibirán ese tipo de manifestaciones con comprensión y simpatía, ya que se habla de un asunto que es importante para todos, la comida. Por ello, cualquier político europeo que ofenda a los agricultores no solo está bajo la amenaza de perder directamente a sus electores, sino también el apoyo de muchos otros europeos que están seguros de que se puede ofender a cualquiera menos a los agricultores.
La Unión Europea, urgencia de una reforma agraria
Debido a esas tendencias, las autoridades de la Unión Europea llevan dos décadas estudiando posibles reformas de su política agraria. En el presupuesto de los 28, los subsidios agrícolas suponen casi la mitad de todo el gasto. El sistema agrario de Europa también se enfrentará pronto al flujo de los agricultores del este, donde están a punto de acabar los 'periodos de transición' en los que recibían solo una pequeña parte de la ayuda que tienen sus colegas occidentales. Es posible que el presupuesto europeo no pueda superar esa carga, opina Samorúkov.
El experto cree que la prohibición rusa de alimentos de Europa parece haber sido introducida con la esperanza de aprovechar estas dificultades del sector agrícola de la unión y tratar de dividir la posición común antirrusa del bloque. Por ejemplo, los países del sur de Europa no aceptaron las sanciones contra Rusia con mucho entusiasmo y se unieron a las mismas con el único fin de no traicionar la solidaridad europea. Como resultado, la imposición de las sanciones puede ahora significar para ellos pérdidas tangibles en una agricultura ya problemática.
Por lo tanto, Samorúkov concluye que el impacto en la agricultura ha sido la mejor opción posible en cuanto a proporción de pérdidas y el efecto. Además, con esta medida el Kremlin insiste en que Europa deje de obedecer incuestionablemente a EE.UU. y dé pasos hacia la mejora de las relaciones con Rusia.
No obstante, aunque esa suma parezca considerable, la comida hace ya tiempo que dejó de ser un componente importante del comercio internacional, incluida la balanza entre la Unión Europea y Rusia. La participación de las exportaciones de alimentos a Rusia en las exportaciones totales de la Unión Europea es tan solo del 0,6%. Al parecer, el Kremlin podría haber encontrado otro método capaz de causar daños mucho más graves en la economía comunitaria. Pero las autoridades rusas han elegido la comida, y esa elección es la más correcta desde el punto de vista de la política europea, opina Samorúkov.
Agricultores, fuerza influyente en toda la Unión Europea
En la nueva confrontación económica entre Rusia y Europa el volumen de los daños causados por la prohibición no es tan importante. Lo que sí es importante es a quién va a afectar primero esa medida. La prohibición de las exportaciones de alimentos va afectar principalmente a los agricultores europeos, y es el grupo casi más vulnerable, inquieto y políticamente influyente en Europa.
La cantidad de agricultores en Europa es desproporcionadamente grande en comparación con su contribución a la economía
"En primer lugar, la cantidad de agricultores en Europa es desproporcionadamente grande en comparación con su contribución a la economía", indica Samorúkov. Casi en todos los países del bloque la participación del sector agropecuario en el sistema de empleo es mucho mayor que su participación en el PIB.
"Por lo tanto, aunque las pérdidas reales de la prohibición rusa para el sector agrícola, por ejemplo, de Portugal o Grecia pueden estimarse en solo unos pocos millones de euros, la ola de descontento va a extenderse entre cientos de miles de campesinos griegos y portugueses", destacó el experto.
En segundo lugar, los agricultores trabajan en una industria muy conservadora que no puede reconstruirse rápidamente. Si la demanda de los productos de los agricultores de repente empieza a caer, no pueden simplemente abandonar sus campos e ir a buscar otro trabajo. Además, el cambio de un tipo de cultivo a otro puede tardar varios años y durante todo ese tiempo el agricultor tendrá también que ganarse la vida.
Por esas razones, los agricultores en Europa son un grupo muy organizado, "con una amplia experiencia en el cabildeo y el hábito de organizar manifestaciones mutitudinarias y violentas ante la menor amenaza para su bienestar", según afirma Samorúkov.
Los europeos que no tengan ninguna relación con el sector agrícola sin duda recibirán ese tipo de manifestaciones con comprensión y simpatía, ya que se habla de un asunto que es importante para todos, la comida. Por ello, cualquier político europeo que ofenda a los agricultores no solo está bajo la amenaza de perder directamente a sus electores, sino también el apoyo de muchos otros europeos que están seguros de que se puede ofender a cualquiera menos a los agricultores.
La Unión Europea, urgencia de una reforma agraria
Debido a esas tendencias, las autoridades de la Unión Europea llevan dos décadas estudiando posibles reformas de su política agraria. En el presupuesto de los 28, los subsidios agrícolas suponen casi la mitad de todo el gasto. El sistema agrario de Europa también se enfrentará pronto al flujo de los agricultores del este, donde están a punto de acabar los 'periodos de transición' en los que recibían solo una pequeña parte de la ayuda que tienen sus colegas occidentales. Es posible que el presupuesto europeo no pueda superar esa carga, opina Samorúkov.
El experto cree que la prohibición rusa de alimentos de Europa parece haber sido introducida con la esperanza de aprovechar estas dificultades del sector agrícola de la unión y tratar de dividir la posición común antirrusa del bloque. Por ejemplo, los países del sur de Europa no aceptaron las sanciones contra Rusia con mucho entusiasmo y se unieron a las mismas con el único fin de no traicionar la solidaridad europea. Como resultado, la imposición de las sanciones puede ahora significar para ellos pérdidas tangibles en una agricultura ya problemática.
Por lo tanto, Samorúkov concluye que el impacto en la agricultura ha sido la mejor opción posible en cuanto a proporción de pérdidas y el efecto. Además, con esta medida el Kremlin insiste en que Europa deje de obedecer incuestionablemente a EE.UU. y dé pasos hacia la mejora de las relaciones con Rusia.
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