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Vence la licencia de Chevron en Venezuela sin que Trump la renueve: ¿y ahora qué?

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Vence la licencia de Chevron en Venezuela sin que Trump la renueve: ¿y ahora qué?

Después de las contradicciones típicas de la administración del presidente de EE.UU., Donald Trump, y los debates de las corrientes internas en el Partido Republicano sobre la retirada definitiva o la renovación de la exención a Chevron para exportar y explotar petróleo en Venezuela, venció el plazo para decidir.

El martes pasado, caducó oficialmente la licencia del Departamento del Tesoro de EE.UU., es decir, la empresa no podrá seguir operando y solo tendrá permiso para mantener sus activos en el país.

Esta movida prevé implicaciones importantes en Venezuela y su economía, pero también tendrá sus consecuencias en EE.UU.

Golpe a la economía venezolana

La principal afectada de la no renovación de la licencia a Chevron es, sin duda, la población venezolana. La economía del país suramericano, aún dependiente del comercio petrolero y duramente sancionada por Washington, se había recuperado de los duros embates de EE.UU., pero podría revertir esa brecha de crecimiento con la decisión de Trump.

La mejora económica de los últimos años en Venezuela, que ha permitido el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) de manera sostenida, es innegable. En esa ecuación, Chevron jugaba un papel importante.

La economía del país suramericano, aún dependiente del comercio petrolero y duramente sancionada por Washington, se había recuperado de los duros embates de EE.UU., pero podría revertir esa brecha de crecimiento con la nueva decisión de Trump.

La compañía estadounidense contribuía, junto a otras firmas, a elevar la producción de petróleo, que ya roza el millón de barriles diarios en Venezuela, y a garantizar que la venta de crudo se hiciera a precios internacionales. Su salida de la fórmula configura ahora un cóctel que puede asestar un duro golpe a las finanzas locales del país suramericano. 

El impacto, en caso de que no se logre una nueva negociación, puede ser inflación y la escasez, debido a la previsible contracción en el flujo de ingresos, como ya ocurrió en 2016. En ese entonces, la crisis inducida por EE.UU. provocó una fenómeno migratorio que ha sido reconocido por el Gobierno nacional y que, paradójicamente, también ha sido un reto para la administración de Trump.

¿Y ahora qué?

Frente a este escenario, Venezuela tendrá que buscar nuevas alternativas. El camino no es desconocido, ya que las duras medidas coercitivas unilaterales de EE.UU. han permitido que Caracas diversifique sus mercados, por lo que ahora resulta factible que su oferta se "desoccidentalice" mucho más.

En el corto plazo, se estima que se fortalezcan los lazos comerciales de Venezuela con empresas de países 'enemigos' de EE.UU., como pueden ser Irán, Rusia y China, en momentos en los que aumentan las tensiones geopolíticas mundiales.

Además, al igual que ocurrió entre 2019 y 2021, empresas como la italiana Eni, la española Repsol y la francesa Maurel & Prom probablemente se vean afectadas por las consecuencias del fin de la licencia.

Sin embargo, la medida de Trump puede terminar siendo un revés para su propia Administración, ya que, mientras el petróleo venezolano beneficia a otros mercados lejanos, las naciones que decidan apostar por la alianza con Caracas podrán contar, estratégicamente, con acceso a una de las mayores reservas de 'oro negro' del mundo.

Este nuevo escenario tampoco representa una situación inédita para Venezuela ni para su gobierno. Lo más seguro es que, aunque baje la producción de petróleo, esto no signifique el debilitamiento de la gestión del presidente Nicolás Maduro, que ya ha sorteado estas situaciones y maneja un relato antiimperialista que cohesiona a los sectores que le apoyan.

Hay que recordar que Venezuela ha pasado momentos realmente críticos, en los que incluso muchas empresas de países aliados tuvieron que dejar el país, temerosas por al riesgo de terminar sancionadas.

A diferencia de lo que ocurrió con las sanciones en el primer Gobierno de Trump, hoy las finanzas internas venezolanas lucen hoy más ordenadas, el gasto público ha disminuido y hay una experiencia a cuestas por haber pasado tempestades similares.

En aquellos momentos, el gobierno venezolano logró soportar la alta presión, tal como ocurrió durante el primer gobierno de Trump, en el que no solo se impusieron sanciones económicas, sino que incluso se barajó sobre la mesa la opción de una invasión militar.

Por ahora, el republicano no está contemplado esa posibilidad de ingreso a la fuerza en Venezuela, lo que, en la práctica, parece decir que hay una menor presión que en aquel entonces.

Otro aspecto a favor del gobierno venezolano es que ahora cuenta con un flujo de remesas, lo que significa un ingreso directo a los millones de familias con miembros en el exterior. Además, las finanzas internas lucen hoy más ordenadas, el gasto público ha disminuido y hay una experiencia a cuestas por haber pasado tempestades similares.

La esfera política venezolana también sentirá la remezón, en tanto el gobierno del presidente Nicolás Maduro pierde todo incentivo para acelerar negociaciones con la oposición "proestadounidense", lo que podría generar una congelación prolongada de la actividad de estos sectores.

El impacto en EE.UU.

Con respecto a EE.UU., la decisión también va a tener algunas implicaciones.

Con Venezuela comercialmente más cerca de Irán, China y Rusia, en medio de un ambiente mundial prebélico, los 'enemigos históricos' de la potencia norteamericana van a contar con combustible para operar en un terreno donde la influencia de EE.UU. no estaba en duda hasta hace pocos años.

Por otro lado, EE.UU. se vuelve más dependiente de una actividad energética problemática, como el fracking, que si bien le permite mayor producción endógena, genera fricciones con sectores y comunidades afectadas debido al impacto ambiental que provoca. Es esta una práctica de extracción que depende de muchos factores como el precio internacional del petróleo y la productividad puede verse mermada —según fluctúen los costos—.

Así, independientemente que EE.UU. pueda aumentar su explotación petrolera en corto plazo, estaría mucho más seguro si pudiera contar con las reservas venezolanas, algo que será mucho más riesgoso en caso de que Chevron pause las operaciones

Quizá por todo esto, el Departamento del Tesoro no obliga a la empresa a salir del país, sino que le permite mantener y administrar sus activos, para así sostener la presencia en el terreno y esperar un nuevo cambio en las políticas de Washington sobre Venezuela.

Hay que tomar en cuenta que durante estos meses, el debate público entre corrientes políticas internas al republicanismo dan cuenta que variados sectores no están de acuerdo con la decisión tomada este martes y consideran las relaciones con Venezuela como una forma de garantizar combustible a corto, mediano y largo plazo, especialmente cuando aumentan las tensiones en el Medio Oriente y el traslado del petróleo desde allá ya no resulta invulnerable.

Independientemente que EE.UU. pueda aumentar su explotación petrolera en corto plazo, estaría mucho más seguro si pudiera contar con las reservas venezolanas.

En la diatriba republicana, Richard Grenell, enviado especial de la Casa Blanca para asuntos especiales, ha mantenido una postura distante a la del secretario de Estado, Marco Rubio. Este último resulta el ganador parcial de la contienda intestina debido a la necesidad de Trump de contar con el apoyo legislativo de los representantes de Florida para la aprobación de su plan de recortes fiscales. Al escenario hay que sumarle que el Partido Demócrata ha tenido claras posiciones contrarias al respecto. Todo esto da para pensar que un hipotético regreso de las licencias no es algo tan improbable

Pero además, Trump y el Partido Republicano también podrían resentir, en un mediano plazo, la pausa de operaciones de Chevron para seguir explotando hidrocarburo venezolano. Resulta que la empresa se ubica entre los principales financistas de las campañas electorales de EE.UU. y, el año que viene, las elecciones de medio término pueden ser determinantes para el futuro de la gestión de Trump.

Esa coyuntura pone al mandatario estadounidense en otra tesitura. El actual presidente podría ganar apoyo legislativo para cohesionar su base en el Congreso, pero al mismo tiempo perder la simpatía de uno de sus principales financistas para una contienda electoral que comenzará a agitar las aguas de la política estadounidense.

Así las cosas, la decisión de no renovar las licencia a Chevron no tiene una consecuencia unilateral. Si bien impactará en la economía de Venezuela, no dejará indemne la fichas de la política interna y externa de EE.UU.   

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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