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El peronismo pone a Milei en la ruta de siete semanas 'de terror'

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El peronismo pone a Milei en la ruta de siete semanas 'de terror'

El holgado triunfo del peronismo en la importantísima provincia de Buenos Aires (que contiene casi el 40% del total de votos argentinos), es una señal inequívoca de la capacidad de este movimiento para reconstruirse en el escenario electoral y para proyectarse de manera eficaz y prolongada en el imaginario político.

El hito también es una muestra, para toda América Latina, de lo que una estrategia inteligente y unificadora puede hacer para enfrentar al neoliberalismo en momentos en los que se tiene, muy a flor de piel, la derrota en Bolivia luego de las divisiones fratricidas entre facciones de la izquierda.

Además de eso, es una señal interna hacia el peronismo sobre la capacidad intrínseca que posee para realizar un recambio generacional, algo que le ha costado tanto a los movimientos populares de la región.

Freno de mano a Milei

Después de este domingo, el movimiento político peronista, que data de hace más de 80 años, ha puesto contra las cuerdas al presidente argentino, Javier Milei. Publicados los resultados, Milei ya no es aquel coloso en ascenso que en 2023 entusiasmó a las masas para ganar las presidenciales con más de once puntos de ventaja.

Milei ha recibido su primer trancazo político importante. La derecha que lo llevó al poder, y que sumaba más de 4,8 millones de votos en Buenos Aires, el domingo quedó reducida a menos de 2,8 millones de respaldos. La disminución del caudal de apoyos es de más de 40%.

Es una señal interna hacia el peronismo sobre la capacidad intrínseca que posee para realizar un recambio generacional, algo que le ha costado tanto a los movimientos populares de la región.

Milei, de ser un outsider vociferante que ofreció, hasta hace pocos días, incrustar el "último clavo a la urna kirchnerista" poniendo (equivocadamente) toda la "carne en el asador" en esta elección, ahora tendrá que cargar con esta derrota política de cara a las elecciones de "medio término" que se llevarán a cabo dentro de escasas siete semanas.

Durante este lapso, el presidente y su partido estarán siendo rondados por el fantasma de la experiencia del "macrismo", el movimiento de derecha que ganó la Presidencia con tremendo empuje en 2015 y que, dos años después recibió, como Milei, el primer garrotazo que le exorcizó toda su soberbia.

En pocas horas, el presidente argentino ha pasado de estar seguro de su victoria en las legislativas de octubre, al conteo regresivo hacia una posible debacle para su proyecto.

Lo peor es que, si bien reconoció su derrota y llamó a la autocrítica, en su discurso después de conocerse los resultados se mostró tremendamente tozudo en la línea de continuar, o incluso acelerar, su "plan de ajuste" económico. No tiene intención de "enmendar el capote" en el breve tiempo que resta.

Ahora saltan por doquier las divisiones internas, las acusaciones cruzadas y se nota mucho más el daño que le han hecho los presuntos escándalos de corrupción protagonizados por Karina Milei, hacia donde se ubica el centro de las críticas. Al parecer, solo un milagro podría salvarlo en las legislativas. Pero en Argentina los milagros existen, sobre todo en la política.

Lo que se constató este domingo es que el neoliberalismo, ni al estilo de Milei ni al estilo de Macri, constituye un proyecto viable para superar los problemas de Argentina.

Por sobre todas las cosas, lo que se constató este domingo es que el neoliberalismo, ni al estilo de Milei ni al estilo de Macri, constituye un proyecto viable para superar los problemas de Argentina.

Desde este momento hasta el próximo 26 de octubre, cuando se elijan casi la mitad de diputados de la Cámara Baja y un tercio de la Cámara Alta, Milei tiene que dar señales de su capacidad política de recuperación, generar algún avance en el legislativo y maniobrar en torno a su proyecto económico, que es lo que más peso le hace.

Solo que ahora enfrenta a un peronismo con nuevos aires y un liderazgo como el del gobernador Axel Kicillof, que ya no puede ser reducido a una simple extensión del kirchnerismo, sino que ha logrado producir una nueva aura que lo proyecta como un presidenciable con tacto e independencia.

Impacto en el peronismo

El resultado también impacta en el interior del peronismo, especialmente en el kirchnerismo. Con su holgada victoria como conductor en la provincia, Kicillof destaca ya no simplemente como un "hijo político" de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sino como un estratega con un campo de acción mucho más amplio.

El gobernador fue el encargado de diseñar una maniobra que deslindó el proceso electoral de la provincia de las legislativas nacionales. Y aunque tuvo resistencias internas, supo negociar en el campo táctico para unificar las diversas corrientes y ejecutar el primer gran triunfo contra Milei.

Resulta obvio que este resultado despeja el camino para su candidatura dentro del peronismo, porque supo armar ese rompecabezas entre diversas tendencias y afinó el discurso en contra del "plan de ajuste", desde un espacio de alta responsabilidad como la provincia más grande del país.

El peronismo debe volver a conquistar a sus bases desencantadas, abrirse a las nuevas tendencias, tener contacto con los jóvenes que Milei había cooptado y luchar para que el abstencionismo no lo afecte ante un eventual "reformateo" de la derecha neoliberal.

Además, Kicillof tiene algo que pocos poseen: aunque proviene del "kirchnerismo" y fue ministro de Economía, ahora luce visiblemente distanciado del heredero familiar: Máximo, el hijo de Cristina Fernández de Kirchner.

Esa distancia le permite tender puentes hacia otras corrientes peronistas "antikirchneristas", lo que supone neutralizar las críticas mediáticas y gestar las condiciones para reunificar a la "familia peronista". La cohesión de ese espacio es muy difícil de derrotar, según lo que se ha demostrado desde 1945.

Los riesgos

Sin embargo, si de algo debe cuidarse el peronismo, a pesar de este claro triunfo, es del hastío de la población hacia la política. La participación electoral en las recientes elecciones fue apenas por encima del 61%, una cifra notablemente menor al 70 % registrado en las legislativas de 2021.

De hecho, a pesar de la holgura de su victoria, el peronismo estaría bajando su votación de 4.330.482 votos en 2023, a 3.820.119 votos en 2025, es decir, una pérdida cercana al medio millón de votos en ese territorio.

El peronismo, por lo tanto, debe volver a conquistar a sus bases desencantadas, abrirse a las nuevas tendencias, tener contacto con los jóvenes que Milei había cooptado y luchar para que el abstencionismo no lo afecte ante un eventual "reformateo" de la derecha neoliberal, de cara a las presidenciales de 2027.

Impacto en la izquierda latinoamericana

Los resultados de la primera vuelta de las presidenciales en Bolivia, el pasado 17 de agosto, hicieron temer a la izquierda latinoamericana un hipotético fin del "ciclo progresista".

La mayoría de gobiernos de la región están ocupados por presidentes "izquierdistas", pero no se puede negar que, en cada uno de ellos, las derechas están al acecho, ilusionadas por el trumpismo e impulsadas por los propios errores de esos gobiernos que, en algunos casos, se han quedado paralizados ante la vertiginosidad de los cambios en el mundo.

En el caso boliviano —aunque no es el único—, las diferencias internas del Movimiento al Socialismo (MAS) se volvieron una disputa fratricida, que facilitó el triunfo inequívoco de la derecha.

La victoria del peronismo este domingo, lejos de las antipáticas comparaciones, es una señal en sentido contrario: venció la unificación de las fuerzas progresistas por encima de las profundas diferencias que pudieron sobrevenir.

La estrategia común y la libre competencia entre los liderazgos no ensombreció el primer gran triunfo contra el neoliberalismo en Latinoamérica. Y no es cualquier victoria, ya que se impuso sobre uno de los modelos más promovidos como ejemplo de los paradigmas derechistas: el mileísmo.

En la provincia se impuso un cambio de dirección. Del peronismo que parecía avanzar hacia la dispersión, el vuelco es a la reunificación nacional, una lección que deben aprender el resto de movimientos "antineoliberales" de toda América Latina, para que las divisiones internas no frenen las conquistas populares, que van más allá de los liderazgos y partidos de coyuntura.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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