
La Habana: restaurando almas
San Cristóbal de La Habana, la capital de todos los cubanos, fue fundada hace más de 500 años y posee uno de los centros históricos mejor preservados de América Latina.
El Gobierno hace todo lo que está en sus manos para reconstruir y conservar los edificios en las mejores condiciones posibles, además de desarrollar programas de reubicación y ayuda para aquellas personas que necesitan renovar su vivienda en este emblemático lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Desde hace décadas, la Oficina del Historiador de la ciudad batalla contra los estragos provocados por el paso del tiempo, la desidia, la crisis económica y la agresividad del mar que baña la urbe.

Existen programas locales como bailes al aire libre, talleres de manualidades, clases de literatura o de canto para atender a los ancianos. También están las llamadas Residencias Protegidas para personas de la tercera edad, que son edificios remozados con pequeños apartamentos para ancianos que vivían en malas condiciones y que pueden valerse por sí mismos.
A medida que La Habana fue creciendo, a inicios del siglo XX, los ricos se fueron trasladando al oeste de la ciudad, por lo que las antiguas mansiones y palacetes de la Habana Vieja fueron divididas en pequeños locales para arrendar a los más pobres. Se crearon así los famosos 'solares' hacinados y deteriorados con el paso del tiempo. Otro reto colosal para quienes hoy luchan por la restauración del centro histórico.
Muchos de los edificios que se reparan son para familias, aunque es obvio que se está muy lejos de resolver el problema. La Oficina del Historiador ha llegado a entregar más de 2.000 viviendas, sin contar las rehabilitadas.
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