Niños de Donbass: historias de superación
Los niños de Donbass acarrean terribles secuelas físicas y psicológicas infligidas por los constantes bombardeos ucranianos durante casi una década. Desde el 2014, muchos niños y niñas han sido heridos, mutilados o incluso fallecido por los ataques de las fuerzas de Kiev contra objetivos civiles. Sin embargo, su tenacidad y capacidad de superación asombran y conmueven tanto a sus familiares como al personal que los atiende en hospitales de Moscú.
La corresponsal de RT María Isabel Cevallos visitó el Instituto de Cirugías de Emergencia Infantil y Traumatología para conocer a cuatro de estos pequeños héroes, que afortunadamente encontraron ángeles y aliados en su camino para lograr sobreponerse física y mentalmente a la tragedia y así continuar persiguiendo sus sueños.
La atención hospitalaria por contingencia en este instituto estatal lleva cerca de 13 años en funcionamiento. Cerca de 40 médicos, entre otros profesionales de la salud, se movilizan para atender la particular complejidad de cada uno de los niños, quienes son trasladados en aviones militares desde el territorio de las nuevas repúblicas rusas de Donetsk y Lugansk.
Además de la asistencia del Estado, el fondo de la Fundación Leonid Roshal recibe donaciones privadas para financiar el tratamiento y recuperación de los menores.
"Me volví más fuerte"
A sus cortos 12 años, la vida de Mijaíl Chinariov cambió de un momento a otro en marzo de 2023, cuando casi perdió una pierna en el bombardeo de una estación de autobuses en Lugansk, cerca de donde el menor se encontraba con su mejor amigo.
Dos semanas después, Mijaíl se enteró que su amigo no sobrevivió. La aterradora experiencia le hizo aflorar sus más grandes fuerzas: "Mi carácter ha cambiado, me volví más fuerte", cuenta. Ahora, en Moscú, su optimismo ha sido una de las claves para el éxito de su rehabilitación.
Desde pequeño, Mijaíl mostró un gran interés por la música. En el último año, aprendió a tocar la guitarra después de que uno de sus patrocinadores, el conocido cantante ruso Nikolái Rastorgúyev, del grupo Liubé, le regalara una de gran calidad.
Fuentes de inspiración
En la siguiente historia, no sabremos qué le sucedió a nuestra protagonista, Polina Gladkij, quien ahora tiene 13 años, pero lo que sí conoceremos es lo que esta heroína decidió hacer con su vida después de la tragedia.
Desde los cuatro años, Polina está enamorada de la danza, y aun cuando ocurrió aquello que ha preferido olvidar, su sueño no se detuvo. Junto a Artiom, su compañero de baile y "complemento", como ella lo llama, la menor logró ganar el Gran Prix de Baile Inclusivo de San Petersburgo en este año.
La familia de Vladímir Petrushenko nunca pensó que la única parte de su casa que sería impactada por los bombardeos sería el dormitorio donde se encontraba el hijo menor de la familia. Hace un año, con solo 12 años, Vladímir perdió una pierna después de que un misil cayera sobre su cama mientras dormía. Si embargo, esta tragedia nunca perturbó su espíritu tranquilo, convirtiéndose en una fuente inspiración para su familia y todos los que lo rodean.
Ahora, tras una larga recuperación, Vladímir se siente cómodo con su prótesis y listo para alcanzar sus sueños. Junto a su familia, el joven regresará a Donetsk para reconstruir su casa y sus vidas.
Derrotando los pronósticos
Artiom Gunkin es un pequeño héroe que hace un año, cuando tenía 13, logró hacer lo correcto en el momento preciso para salvar su propia vida: después de ser alcanzado por metralla, se hizo un torniquete para interrumpir la hemorragia en sus piernas desgarrando su propio pantalón.
Terminó perdiendo solo dedos del pie y la sensibilidad en los nervios del tobillo. Aunque inicialmente los pronósticos de los médicos decían que pasaría hasta seis meses en silla de ruedas, gracias a su fuerza de voluntad y entereza, después de una segunda cirugía, ya podía pararse en muletas.
Artiom es un amante del arte, y durante su recuperación ha pintado cuadros para la clínica de rehabilitación en la que se encuentra, donde también se ha hecho amigo de chicos de su misma edad que se encuentran en circunstancias similares. Asegura que se siente privilegiado y que se libró de un destino peor. Además, considera que la tragedia que tuvo que atravesar no cambió su proyecto de vida en absoluto y aun puede alcanzar su sueño: ingresar a una academia militar o de medicina.