Günter Grass: ¡Alemania le da veneno a Grecia!
"Ya no voy a callar", había declarado el Nobel alemán en su primer poema crítico contra Israel. Casi dos meses después de su asalto poético y político, el autor, de 84 años, escribió una nueva poesía, titulada 'La vergüenza de Europa', que publicó el diario Süddeutsche Zeitung.
"Condenado a ser pobre"
En el poema el literato lamenta que Grecia, por deudora, sea puesta en la picota y desposeída de sus derechos, mientras los que ejercen "el poder" -los responsables europeos de las políticas de austeridad-, le aprietan "el cinturón más y más".
El Nobel de Literatura resalta la importancia cultural de Grecia que sirvió de cuna a la civilización europea y recuerda que muchos de sus tesoros están en manos de países que ahora tanto la presionan: "País condenado a ser pobre, cuya riqueza adorna cuidados museos: botín por ti vigilado".
También arremete contra Alemania, cuyas tropas atacaron a Grecia en la Segunda Guerra Mundial: "Los que invadieron con armas esa tierra bendita de islas llevaban, con su uniforme, a Hölderlin en la mochila".
"¡Bebe de una vez, bebe!"
El escritor acusa a Europa de alejarse del país y de dar de beber a Grecia de la copa de cicuta, en alusión al destino del filósofo griego Sócrates, quien bebió ese veneno tras ser condenado a muerte.
"¡Bebe de una vez, bebe! grita la clac de los comisarios, pero airado te devuelve Sócrates su copa a rebosar", escribe Grass.
Al final del texto, Grass advierte de la maldición en coro de los dioses del Olimpo y recuerda a Europa que acabará marchitándose, sin el país cuyo espíritu la ideó.
Soldado de las Waffen SS
El ganador del premio Nobel de Literatura (1999), galardonado también con el Premio Príncipe de Asturias a las Letras (el mismo año), Günter Grass, reconoció en 2006 haber pertenecido en su juventud a las Waffen SS, unidades de élite del Ejército nazi (SS es la abreviación alemana de Schutzstaffel, que significa “Cuerpo de Protección”).
Grass sirvió en las Waffen SS, cuando tenía 17 años, durante unos meses en el último año de la Segunda Guerra Mundial, pero negó haber cometido crímenes de guerra y haber disparado un solo tiro.