Sociedad
Noruega, un destino frío para los inmigrantes hispanos
En medio de la recesión que vive España y otros países del sur de Europa, muchos trabajadores emigran hacia los Estados del norte, que muestran índices económicos más favorables. Sin embargo, al llegar no encuentran un futuro mejor.
Noruega, por ejemplo, tiene la segunda renta per cápita más alta del mundo y la tasa de paro que ronda tan solo el 3%, y a primera vista parece una mina de oportunidades para los inmigrantes.
Así lo entendió Milena Amaya. Ahogada por la crisis económica española, esta colombiana que antes vivía en Barcelona se vio en la necesidad de migrar otra vez sola, con dos hijos, y sin saber inglés ni noruego. Gracias a un contacto personal, encontró trabajo en un pequeño restaurante. “Es duro porque no es tan fácil como lo ves desde la televisión”, explica la inmigrante.
Noruega es un país con tradición receptora de emigrantes desde los años 60. Comunidades de pakistaníes, polacos o somalíes llegaron a este país para encontrar un futuro mejor. Un hecho que se repite ahora para miles de inmigrantes de Europa del sur por la crisis que asola el viejo continente. Aunque algunos temen que el remedio pueda ser peor que la enfermedad.
Según algunos migrantes, lo más difícil es entrar en la rueda del sistema noruego porque las barreras no son solo lingüísticas. Un estudio de la Universidad de Bergen resalta que a pesar de que las compañías noruegas invitan en su política de empresa a ser más diversas, no siempre lo cumplen.
“Las empresas parecen dar más importancia a que los candidatos tengan los mismos valores y objetivos de la compañía frente al tipo de cualificación del candidato, lo que hace que sea muy negativo para el inmigrante”, comenta la investigadora Jori Horvierak.
“A las compañías noruegas no les gusta asumir riesgos. Saben lo que pueden obtener cuando contratan a noruegos, pero no cuando contratan a inmigrantes. Yo soy empresario y me pasa lo mismo”, confiesa un empresario local. Por su parte, el Gobierno tiene asumido que la integración es una asignatura pendiente en el país. Una realidad que una parte de la población conoce y rechaza.
Así lo entendió Milena Amaya. Ahogada por la crisis económica española, esta colombiana que antes vivía en Barcelona se vio en la necesidad de migrar otra vez sola, con dos hijos, y sin saber inglés ni noruego. Gracias a un contacto personal, encontró trabajo en un pequeño restaurante. “Es duro porque no es tan fácil como lo ves desde la televisión”, explica la inmigrante.
Noruega es un país con tradición receptora de emigrantes desde los años 60. Comunidades de pakistaníes, polacos o somalíes llegaron a este país para encontrar un futuro mejor. Un hecho que se repite ahora para miles de inmigrantes de Europa del sur por la crisis que asola el viejo continente. Aunque algunos temen que el remedio pueda ser peor que la enfermedad.
"Nadie te firma un contrato. Trabajas una hora por aquí y luego media por allí"
Con casi un año en Oslo, Juan Peña Barrionuevo, inmigrante español, se ha visto obligado a acudir a organizaciones solidarias para subsistir. No encuentra empleo fijo, y su falta de conocimiento de inglés y noruego es el mayor obstáculo a esto. Sobre sus hombros pesan tres bocas que alimentar. Afirma que hay un abismo entre lo que se dice sobre Noruega en Internet y lo que realmente pasa en el país: “Nadie te firma un contrato. Trabajas una hora por aquí y luego media por allí”.Según algunos migrantes, lo más difícil es entrar en la rueda del sistema noruego porque las barreras no son solo lingüísticas. Un estudio de la Universidad de Bergen resalta que a pesar de que las compañías noruegas invitan en su política de empresa a ser más diversas, no siempre lo cumplen.
“Las empresas parecen dar más importancia a que los candidatos tengan los mismos valores y objetivos de la compañía frente al tipo de cualificación del candidato, lo que hace que sea muy negativo para el inmigrante”, comenta la investigadora Jori Horvierak.
“A las compañías noruegas no les gusta asumir riesgos. Saben lo que pueden obtener cuando contratan a noruegos, pero no cuando contratan a inmigrantes. Yo soy empresario y me pasa lo mismo”, confiesa un empresario local. Por su parte, el Gobierno tiene asumido que la integración es una asignatura pendiente en el país. Una realidad que una parte de la población conoce y rechaza.
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