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Dos pandillas de Honduras se comprometen a observar la 'cero violencia'
Integrantes de dos grupos del crimen organizado que se encuentran en una penitenciaría de Honduras firmaron un acuerdo de paz y “reconciliación con la sociedad”. A partir de hoy, "cero violencia", aseguró un líder de la pandilla Mara Salvatrucha.
Tanto los miembros de este cártel, como sus contrincantes de la Mara 18, no ofrecieron muchos detalles sobre las condiciones del prometido cese de la violencia. Declararon solo que se trata de un acuerdo "ante Dios, ante nuestras autoridades y ante la sociedad". A sus compatriotas les piden perdón por las muertes y los males causados y esperan reintegrarse un día en la sociedad.
El obispo de la Iglesia católica Rómulo Emiliani señaló que los 'mareros' que van perdiendo cientos de miembros en los enfrentamientos entre las pandillas ya "están hartos de tanta muerte". La principal congregación cristiana en la región patrocinó el proceso de paz, al igual que la Organización de Estados Americanos.
La iniciativa contaba también con el respaldo del presidente Porfirio Lobo. Según supuso el religioso, el mandatario habría quedado entusiasmado por el ejemplo del Estado vecino, El Salvador. Allí el número de asesinatos se redujo casi a la mitad después de que las pandillas firmaran un acuerdo de paz en marzo del 2012.
Según los datos de RT, los salvadoreños aplaudieron aquel pacto, pero muchos de ellos todavía se ven obligados a pagar los llamados 'impuestos de guerra' al crimen organizado. Varios expertos locales opinan que en el caso hondureño podría haber aún más complicaciones.
Ahora la tregua acordada entre las dos bandas este martes ilusiona a millones de vecinos de Honduras. El mero hecho de haber dado ese paso da esperanza a un país que no conoce en plenitud el concepto de seguridad en las calles. Pero para llegar a la meta, según avisan los mediadores, habrá que atravesar un largo camino que puede ser lento, doloroso y agotador.
El obispo de la Iglesia católica Rómulo Emiliani señaló que los 'mareros' que van perdiendo cientos de miembros en los enfrentamientos entre las pandillas ya "están hartos de tanta muerte". La principal congregación cristiana en la región patrocinó el proceso de paz, al igual que la Organización de Estados Americanos.
La iniciativa contaba también con el respaldo del presidente Porfirio Lobo. Según supuso el religioso, el mandatario habría quedado entusiasmado por el ejemplo del Estado vecino, El Salvador. Allí el número de asesinatos se redujo casi a la mitad después de que las pandillas firmaran un acuerdo de paz en marzo del 2012.
Según los datos de RT, los salvadoreños aplaudieron aquel pacto, pero muchos de ellos todavía se ven obligados a pagar los llamados 'impuestos de guerra' al crimen organizado. Varios expertos locales opinan que en el caso hondureño podría haber aún más complicaciones.
Ahora la tregua acordada entre las dos bandas este martes ilusiona a millones de vecinos de Honduras. El mero hecho de haber dado ese paso da esperanza a un país que no conoce en plenitud el concepto de seguridad en las calles. Pero para llegar a la meta, según avisan los mediadores, habrá que atravesar un largo camino que puede ser lento, doloroso y agotador.
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